jueves, octubre 30
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No son buenos tiempos para los trabajadores

No son buenos tiempos para los trabajadores. Muchos cobrando sueldos en cuotas o a cuenta. Otros con reducciones de hasta un 50 % de sus haberes. Monotributistas, Autonomos, cooperativizados y/o autogestionados que directamente no tiene  ingresos por falta de actividad.

Agreguemos a pequeñas empresas que tienen serias dificultades para pagar salarios por inactividad o caída estrepitosa de ventas y grandes empersas que muestran cuan miserable son al aprovechar la cuarentena para aplicar de facto rebajas directas o indireectas de los sueldos. Porque pagar un 40 % de sueldo la seman venidera  y el 60 % el 22, como anunció el Grupo Clarín, implica tambien que los trabajadores pierdan poder adquisitivo por inflación. 

No son buenos tiempos para los trabajadores porque miles de puestos de trabajo están en serio riesgo y, además, porque en este contexto no se encuentran marcos adecuados para debatir en paritarias los aumentos salariales que se tornan  urgentes, necesarios y vitales.

El salario de un Redactor en nuestro sector de Prensa está por debajo de la línea de pobreza. Una familia tipo necesitó un ingreso (a marzo 2020) no menor de los $40.789 para no quedar debajo de la línea de pobreza y de $16.785,87 para no ser indigente. El salario “de convenio” (que no siempre se respeta) no llega a 35.000 y hay trabajadores y trabajadoras que -en negro o con monotributo- reciben 15.000 pesos, por lo que -técnicamente- son indigentes.

No son buenos tiempos para los trabajadores de Prensa porque al ser considerada una actividad esencial, debemos ir a trabajar en redacciones que son un riesgo o directamente en calle, expuestos al virus.

No son buenos tiempos porque se está formando un verdadero ejército de desocupados, de modo que por cada puesto de trabajo que se abre son centenares los aspirantes y esa situación, en algunos casos, suele ser aprovechada por empresarios inescrupulosos para imponer por fuerza de necesidad condiciones laborales y salariales indignas. 

Pero tampoco lo eran hace 134 años atras cuando trabajadores de Estados Unidos iniciaron un paro con una consigna: “Ocho horas para el trabajo, ocho para el sueño y ocho para la casa” ya que era habitual que los laburantes tuvieran que cumplir con jornadas de 12, 16 y hasta 18 horas diarias. Y ese paro iniciado el 1 de mayo de 1886 terminó con una violenta represión y la detención de los gremialistas impulsores de la protesta. Fueron juzgados en una parodia legal y todos condenados: dos a cadena perpetua, uno a 15 años de trabajos forzados y cinco a la muerte en la horca. En honor a “Los Mártires de Chicago” se fijó el 1 de mayo (inicio de la huelga) como Día del Trabajador.

De modo que desde el origen, cada el 1 de mayo no festejamos nada. Conmemoramos un hecho trágico.  Pero en el colectivo de trabajadores y trabajadoras nos felicitamos mutuamente por ser parte de una lucha, de un camino en común, en defensa de la dignidad laboral y salarial.

La pandemia ha demostrado de manera categórica que la acumulacion de capital no produce riqueza. La riqueza la producimos los trabajadores con nuestro trabajo, con nuestro aporte social.  Sin ese aporte de los trabajadores, los dueños de la riqueza, de los medios de produccion,  no producen nada.

Con la sola excepción de sector parasitario de la banca y las finanzas, que -por el contrario- se enriquecen día a día imponiendo condiciones usurarias a pequeñas y medianas empresas y a los trabajadores emprobrecidos y endeudados, ante el silencio cómplice de los factores de poder.

Somos el factor generador de riqueza, de progreso, de cultura, de conocimiento, de ciencia y técnica. Somos los que con nuestro trabajo posibilitanos el acceso popular a bienes esenciales, desde el pan hasta tecnología de avanzada.

Somos trabajadores y ese es nuestro orgullo. Y conmorando a quienes dieron hasta la vida por esa lucha de derechos laborales, aunque no son buenos tiempos para los trabajadores, nos reconformamos en la unidad y la solidaridad, como herramientas insustituibles para que nuestra labores sean recompensadas con adecuadas normas de protección laboral y justicia salarial.

Antonio Guillen

Secretario General Sindicato de Prensa Bonaerense

 

 

 

 

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